Temor a los muertos: Los muertos no pueden hacer ni sentir nada. Nosotros no podemos ayudarlos, y ellos no pueden hacernos daño. (Salmo 146:4; Eclesiastés 9:5, 10.) El alma muere; no continúa viviendo después de la muerte. (Ezequiel 18:4.) Pero a veces ángeles inicuos, llamados demonios, se hacen pasar por los espíritus de los muertos. Toda costumbre relacionada con temer o adorar a los muertos es incorrecta. (Isaías 8:19.)
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